Importante

Santo Domingo.– La República Dominicana no puede seguir postergando las reformas profundas que requiere su gasto fiscal. Los reiterados llamados de organismos internacionales no son caprichos, sino advertencias basadas en datos: el país gasta mal, gasta de forma ineficiente y mantiene estructuras que drenan recursos sin generar verdadero desarrollo.

Mientras tanto, aumentan las presiones de deuda, se reducen los márgenes de maniobra y se pone en riesgo la estabilidad lograda con esfuerzo. Insistir en parches y medidas cosméticas es irresponsable.

El país necesita una reingeniería del gasto público que priorice eficiencia, transparencia y resultados.

Ignorar el problema es caminar hacia el precipicio. La falta de reformas en el gasto fiscal dominicano compromete la sostenibilidad financiera y limita el potencial de crecimiento económico a largo plazo.