Invertir

Santo Domingo.– El reciente apagón nacional demostró las graves consecuencias de no atender de forma adecuada el sistema eléctrico de la República Dominicana.

Si bien las grandes empresas pudieron continuar operando gracias a sus plantas propias, las micro y pequeñas empresas sufrieron pérdidas significativas.

Este evento revela una peligrosa dependencia de la infraestructura eléctrica inestable y la falta de protocolos de contingencia eficientes. No se trata solo de encontrar culpables, sino de invertir en mantenimiento, modernización y supervisión constante del sistema.

Ignorar el deterioro energético implica riesgos económicos, sociales y humanos que el país no puede seguir asumiendo si aspira a un desarrollo sostenible.

Todos debemos poner de nuestra parte.