Adiós al penny: Estados Unidos pone fin a la producción de la moneda de un centavo

Después de más de 230 años de historia, la Casa de la Moneda de Filadelfia acuñó el último penny, la icónica moneda de un centavo con el rostro de Abraham Lincoln.

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ESTADOS UNIDOS.– Después de más de dos siglos de circulación, Estados Unidos puso punto final a la producción del penny, la emblemática moneda de un centavo que lleva el rostro de Abraham Lincoln.

El último lote fue acuñado en la Casa de la Moneda de Filadelfia, marcando el cierre de una era que se extendió por más de 230 años en la historia económica del país.

Estados Unidos decidió finalizar la producción del penny

La decisión, anunciada por el Departamento del Tesoro, responde principalmente a motivos económicos: fabricar cada penny cuesta casi cuatro veces su valor nominal.

En 2024, producir una sola moneda de un centavo tenía un costo de 3,69 centavos, lo que generó pérdidas estimadas en 85 millones de dólares anuales para el gobierno. Según cálculos oficiales, el fin de su fabricación permitirá ahorrar alrededor de 56 millones de dólares cada año.

El presidente Donald Trump respaldó la medida meses atrás, señalando que su eliminación formaba parte de una estrategia para reducir "el despilfarro del presupuesto nacional, aunque sea centavo a centavo".

  • El penny fue introducido en 1793 y, desde entonces, ha sido testigo de múltiples transformaciones. Su diseño más icónico llegó en 1909, cuando se incorporó el perfil de Lincoln para conmemorar el centenario de su nacimiento.

A lo largo de su historia, el material y la estética del centavo reflejaron distintos momentos del país, desde las versiones de acero durante la Segunda Guerra Mundial hasta las ediciones conmemorativas del siglo XXI.

A pesar de la suspensión de su producción, millones de estas monedas seguirán en circulación. La Reserva Federal estima que más del 60% de las monedas existentes se encuentran guardadas en hogares estadounidenses, acumulando aproximadamente 300 mil millones de unidades fuera del flujo económico activo.

Sin embargo, su desaparición plantea retos logísticos. Comercios y bancos ya reportan escasez de unidades, y algunos minoristas comenzaron a redondear precios o limitar el uso de efectivo exacto. Un estudio de la Reserva Federal de Richmond advierte que este ajuste podría costarles a los consumidores cerca de 6 millones de dólares anuales.

El debate sobre las monedas de baja denominación se extiende a otros países y también a Estados Unidos, donde el próximo objetivo podría ser el níquel de cinco centavos, que enfrenta un costo de producción superior a su valor real.

Aunque el penny deja de fabricarse, seguirá siendo de curso legal: su legado, tanto histórico como simbólico, permanecerá grabado en la memoria y en los bolsillos de los estadounidenses.


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