Dos Minutos: Atraso institucional

Santo Domingo.– La confianza es el activo más valioso en toda institución financiera. Su solidez no se mide solo en cifras contables, sino en la percepción que tiene la ciudadanía sobre su integridad y sobre su estabilidad. 

En estos días, el rumor sobre un posible cambio en la administración de una entidad financiera de patrimonio estatal ha desatado una tormenta de cuestionamientos y ataques, no contra la entidad en si, sino contra la persona que podría asumir la dirección de ella. 

Con argumentos que mezclan datos e insinuaciones, se ha puesto en marcha una campaña que, más allá de su veracidad, deja de haber una selección intencional y oportunista de informaciones.

A esto se ha sumado una serie de reacciones que, lejos de aplacar el ruido, parecen reforzar la idea de que hay reticencias a aceptar la posibilidad de un relevo que es algo natural.

Es lamentable ver cómo un nombramiento que corresponde de forma incuestionable al poder ejecutivo se convierte en una refriega pública que debilita no solo al gobierno, sino a la institucionalidad misma. 

Los cargos públicos son, por naturaleza, transitorios. Nadie debería aferrarse a ellos como si se tratara de una propiedad heredada, que esto ocurra en el entorno de una entidad cuya esencia es inspirar confianza es doblemente preocupante. 

No hay peor señal que aquella que pone en duda la estabilidad de quien cuida el dinero de otros. Urge sensatez, y también recordar que los cargos pasan, pero las instituciones y su reputación deben permanecer.