Dos minutos: ruido, mucho ruido
El exceso de ruido en la comunicación actual afecta la calidad del diálogo democrático, generando confusión, polarización y desinformación
Actualizado: 09 de Septiembre, 2025, 07:57 PM
Publicado: 09 de Septiembre, 2025, 06:46 PM
Santo Domingo.– La sociedad actual se ha vuelto cada vez más ruidosa en su forma de comunicarse, y ese ruido debería preocuparnos seriamente si realmente aspiramos a fortalecer nuestra democracia, donde el diálogo sea el pilar fundamental para la toma de decisiones y la convivencia ciudadana.
Víctor Bautista, experto en comunicación política, explica con claridad este fenómeno que afecta a la República Dominicana en apenas dos minutos.
Según él, vivimos en una democracia ansiosa, un concepto que refleja cómo la ciudadanía, a pesar de estar mejor informada que antes, también se encuentra más confundida debido a la velocidad con la que circulan los mensajes, muchas veces sin la calidad necesaria para entenderlos correctamente.
Este ruido no es solo un problema ambiental o sonoro; se manifiesta principalmente en la saturación de información que recibimos a diario, especialmente en las redes sociales.
Cada hecho político, social o económico se amplifica rápidamente, generando un ecosistema lleno de mensajes contradictorios, desinformación y polarización, donde las diferencias se convierten en conflictos irreconciliables. Esta situación dificulta la escucha activa y erosiona la confianza de los ciudadanos en las instituciones democráticas.
Además, el exceso de voces, muchas veces contradictorias entre sí, refleja una sociedad más activa y participativa, pero también más vulnerable y fragmentada.
En lugar de enriquecer el debate público, este ruido puede vaciarlo de contenido real y provocar una sensación colectiva de frustración y desánimo. Para fortalecer la democracia dominicana, es necesario que los mensajes sean claros, responsables y que prime la verdad sobre el estruendo.
Entonces, ¿qué hacer para enfrentar esta realidad? Bautista propone tres líneas de acción fundamentales. Primero, la educación mediática: formar ciudadanos capaces de discernir entre información veraz y desinformación.
- Segundo, promover la transparencia institucional mediante mensajes claros, coherentes y verificables que reduzcan la incertidumbre pública. Y tercero, fomentar la disciplina comunicacional tanto en la política como en las marcas, con menos propaganda y más explicaciones; menos ruido y más sentido.
En definitiva, la democracia ansiosa que vivimos hoy necesita serenidad. Y esa serenidad solo se construye a través de una comunicación clara, responsable y cercana a la gente. Así, lograremos que el diálogo público vuelva a ser un espacio de entendimiento, confianza y progreso para todos.
El papel de los medios y la ciudadanía en la construcción del diálogo
Los medios de comunicación y la ciudadanía tienen una responsabilidad compartida en la reducción de este ruido. Los medios deben comprometerse a difundir información veraz, contextualizada y libre de sensacionalismos, mientras que los ciudadanos deben cultivar el pensamiento crítico y evitar la propagación de noticias falsas.
Solo a través de este esfuerzo conjunto se podrá crear un espacio de diálogo auténtico, donde la diversidad de opiniones enriquezca la democracia y no la divida. La comunicación responsable es el camino para una sociedad más informada, cohesionada y participativa.
