Desbordamiento del río Cabón obliga a comunidades de Monte Plata a depender de una yola

El desbordamiento del río Cabón mantiene a comunidades de Monte Plata sin acceso a alimentos ni medicinas.

Los comunitarios reiteraron su llamado a las autoridades para que atiendan esta problemática que, además de poner en riesgo vidas humanas, afecta la economía local y el desarrollo de toda la zona.

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Monte Plata.– Los efectos de la tormenta Melissa mantienen incomunicadas a varias comunidades del distrito municipal La Victoria y de la provincia Monte Plata, donde los residentes de Rancho Arriba y Chirino enfrentan serias dificultades para acceder a alimentos, medicinas o acudir a las escuelas debido al desbordamiento del río Cabón, que en ocasiones se mantiene fuera de su cauce por hasta dos semanas.

Ante esta situación, el ingenio y la solidaridad de un hombre de la zona se han convertido en el único medio de conexión entre las comunidades.

Ingenio

Se trata de Nicolás Guillén, un hombre de 70 años que, con una vieja yola y un remo gastado, transporta a decenas de personas cada día a través del afluente.

"Yo siempre he bregado con yola, de ahí decidí ayudar cuando vi esta situación, pero ya mi yolita no da para mucho", expresó Guillén, quien asegura que tanto él como su embarcación han servido a las comunidades por casi medio siglo.

Los constantes desbordamientos del río también han provocado grandes pérdidas en la producción agrícola. Agricultores como Domingo Abad y Confesor Beltrán piden la construcción de un puente que permita el paso permanente y seguro entre las comunidades.

"Aquí en momentos como este se nos daña todo, el gobierno debe venir en nuestro auxilio, porque ahora no podemos sacar nada", lamentó Abad.

"Esto es una situación difícil, tenemos años pidiendo un puente y nadie nos hace caso", agregó Beltrán.

Con el descenso paulatino del caudal, algunas familias han aprovechado para realizar diligencias urgentes. Las hermanas Aracelis y Sixta Abad cruzaron el río este sábado para llevar alimentos y medicamentos a su madre en Rancho Arriba.

"Yo vine a traerle alimentos a mi mamá, no había podido venir", explicó Aracelis.

"Lo grande no es quedarse sin comida, es no tener las medicinas", añadió Sixta.

El impacto también alcanza a los comerciantes, como Luis Fermín Castro, quien no ha podido abastecer su negocio desde que se produjo el desbordamiento.

"Tengo una semana sin mercancía, porque tengo que dar una vuelta muy lejos para poder llegar a mi negocio", relató.

En la pequeña yola de Guillén se transportan no solo personas, sino también productos agrícolas, medicamentos, alimentos, motocicletas e incluso cilindros de gas. Se estima que entre 70 y 100 personas cruzan diariamente el afluente. El servicio no tiene un costo fijo, ya que los usuarios contribuyen con donaciones voluntarias.

  • Los comunitarios reiteraron su llamado a las autoridades para que atiendan esta problemática que, además de poner en riesgo vidas humanas, afecta la economía local y el desarrollo de toda la zona.
Hector de la Crúz

Hector de la Crúz

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