Dos minutos: retos del periodismo

En tan solo dos minutos, se resumen los principales desafíos del periodismo moderno

3 minutos de lectura
Escuchar el artículo
Detener

El periodismo bajo presión: amenazas, desinformación y la necesidad de adaptarse

Santo Domingo.– En medio de los escándalos recientes por corrupción revelados por el periodismo de investigación, resurgen tres desafíos esenciales para la prensa: verificación, justicia y equilibrio.

Vivimos en la era de la posverdad, donde la velocidad de la información suele imponerse sobre la certeza. La pandemia funcionó como un laboratorio global de desinformación: rumores, teorías conspirativas y datos cambiantes forzaron a los medios a actuar con urgencia para desmontar falsedades en tiempo real.

Hoy, frente a la corrupción sistémica y la manipulación política, el reto sigue siendo el mismo: informar rápido, sí, pero informar bien. Un error no solo desinforma, también socava la credibilidad del medio. Por eso, la verificación no puede limitarse a una unidad especializada, debe ser una cultura profesional en toda redacción.

En tiempos de inmediatez, detenerse a confirmar, contrastar y dudar, aunque signifique perder la "primicia", tiene más valor que propagar una mentira. Al rigor informativo debe sumarse la justeza: informar con independencia, abrir espacio a todas las voces, pero sin caer en la trampa de presentar la verdad y la mentira como si fueran equivalentes.

El equilibrio periodístico no es neutralidad pasiva, sino contexto, análisis y evidencia. El periodismo no puede limitarse a repetir declaraciones: su función es la de un contrapoder democrático, un actor vigilante con una misión clara: orientar a la ciudadanía en medio del ruido y alertar cuando el poder abusa.

En un país donde los escándalos de corrupción se multiplican, se necesita un periodismo valiente, dispuesto a incomodar, a señalar sin temor. Porque la verdadera imparcialidad no es mantenerse callado, sino comprometerse con lo único que realmente sostiene la democracia: la verdad.

  • La transformación digital también exige repensar las formas de financiamiento. Un periodismo independiente necesita recursos sostenibles, lejos de los intereses políticos y económicos que buscan silenciarlo o condicionarlo. Sin autonomía económica, no hay libertad editorial.

Finalmente, la credibilidad no se compra ni se decreta: se construye con coherencia, transparencia y responsabilidad. En un contexto donde la confianza en las instituciones es cada vez más baja, el periodismo profesional está llamado no solo a contar la verdad, sino a defenderla como un bien público esencial.

Además del reto informativo, los periodistas enfrentan ataques sistemáticos en redes sociales, campañas de descrédito y, en muchos casos, amenazas directas.

Esto no solo pone en riesgo la integridad de quienes ejercen el oficio, sino que busca intimidar y silenciar las investigaciones más incómodas para el poder. Defender al periodismo es también defender la libertad de expresión.

En este contexto, la formación continua de los periodistas se vuelve clave. No basta con saber escribir o reportar: hoy es indispensable comprender el funcionamiento de los algoritmos, detectar narrativas manipuladas y conocer herramientas digitales para verificar fuentes.

El periodismo del siglo XXI necesita combinar ética, tecnología y compromiso social para seguir siendo relevante.


LO MÁS LEÍDO
LO MÁS VISTO
TE PUEDE INTERERSAR